En el interior de la torre helada
Mirttas detectó que la llama helada era un portal al caos elemental justo después de que Jolias lo golpeara con su mangual. En ese mismo momento sintieron como los ecos del golpe retumbaron en la primera planta de la torre.
Mangalas y Jolias se quedaron inmóviles preparados para combatir a los monstruos que, supusieron, no tardarían en aparecer mientras que Mirttas usó sus poderes para intentar cerrar el portal.
En aquel mismo instante un guerrero de hielo, enfundado en una pesada armadura y cargando un martillo de guerra salió del portal que se encontraba de espaldas al grupo y atacó a Jolias. Este, que estaba esperando exactamente eso se volvió y atacó. El gelido ser se rompió en mil pedazos al contacto con el mangual del clérigo y las chicas, mientras tanto se las apañaron para cerrar el primer portal.
Más guerreros entraron por las puertas de la habitación bloqueando la salida al grupo, y esta vez los golpes de los hermanos no lograban destruirlos a la primera, aparentemente estaban formados por un hielo mas duro, mejor armados y mas poderosos. Mientras intentaban deshacerse de los gerreros de hielo más y más de ellos se abrían camino hacia la habitación, pese a que los dos portales de la habitación ya estaban sellados.
Los aventureros querían encontrar el resto de portales para cerrar la entrada de los enemigos, pero abrirse camino entre aquella marea helada parecía cada vez más difícil. Los hermanos estaban sufriendo bastantes daños, y sus golpes cada vez eran menos precisos. A Mirttas le parecía que nunca pararían de acudir a la habitación.
En la batalla Jolias y Mangalas cayeron inconscientes, pero Mirttas, más muerta que viva, se las apañó para darle de beber a Jolias una de las pociones que Dama Fuego Lunar les había regalado y el clérigo pudo curarlas a las dos.
Con los tres hermanos de nuevo en pie, finalmente el último guerrero del hielo cayó. y los hermanos subieron disparados por las escaleras a la primera planta de la torre en donde se había producido el sonido la primera vez que golpearon el portal.
Se trataba de un laboratorio en el que se apreciaban extraños utensilios, diversos viales desperdigados y un biombo blanco tras el cual no encontraron nada de interés. Los hermanos exploraron la habitación mientras combatían los luchadores helados que no cesaban de aparecer, pero no encontraron rasto de ningún portal.
Bajaron de nuevo a la planta inferior de la torre para continuar explorando y entraron en la primera habitación que vieron.
Les faltaban las fuerzas y allí dentro les esperaba otro guerrero de hielo guardando el portal, la presión estaba pudiendo con Mirttas, que ya no paraba de rezar a voz en grito para que sus ataques dieran en el blanco.
Sus oraciones no fueron escuchadas y su intento por cerrar el portal falló estrepitosamente. Mientras Jolias se encargaba del gelido combatiente y Mangalas cerraba el portal, Mirttas se preguntaba porqué sus oraciones eran tan despectivamente desoídas.
Tras cerrar el portal se dirigieron a la última habitación que había en la base de la torre y volvieron a encontrar a un enemigo guardando el último portal del caos elemental. Mirttas desesperada volvió a rezar, pero esta vez no se trataba de ninguna oración aprendida, ésta oración salió de lo más recóndito de su psique.
Esta vez sus poderes arcanos sí consiguieron afectar al portal. Jolias destruyó al último rival y Mangalas se encargó de terminar de cerrar el portal para siempre.
Los hermanos estaban muy afectados por la batalla e intentaron dormir un rato, pero el frío era demasiado intenso, por lo que tras curarse lo mejor que pudieron siguieron explorando la torre.
Entre los restos helados de los adversarios Jolias encontró una maza de escarcha (mucho mejor que su mangual) y sin pensárselo dos veces se la ciñó al cinto.
Volvieron a subir al laboratorio. Entre los diferentes objetos encontraron tres viales de escarcha de alquimista y 210 puñetas de oro en componentes mágicos para rituales. Esta vez detrás del biombo encontraron un disco de tenser modificado para actuar como ascensor. Tras comprobar Mirttas que no era peligroso los aventureros subieron y en unos segundos se encontraron en una bien nutrida librería.
No tenían tiempo para detenerse en la librería, pero Mirttas no pudo evitar coger tres tomos al azar para estudiarlos más adelante.
Justo saliendo de la librería los hermanos encontraron un dormitorio. No notaron nada raro en el dormitorio, pero el perspicaz Jolias apreció que la planta de la torre era mucho mayor que la suma de la superficie de la librería más el dormitorio por lo que debería de haber, en esa planta, al menos una habitación más.
Volvieron a registrar las paredes, sin éxito. Desnudaron a las pareces de los ricos tapices que las cubrían y buscaron otra vez... sin éxito. Jolias perdió los nervios y golpeó la pared con su nueva maza, mientras Mirttas exasperada, ya no sabía qué hacer.
Un rato más tarde, por fin, un golpe de suerte les mostró una pequeñísima grieta en la pared que esbozaba la forma de una puerta, la empujaron y entraron en un pequeño estudio.
El ímpetu de Mirttas le costó unas buenas quemaduras que Jolias le curó mientras le recriminaba el no haber dado tiempo a Mangalas para inspeccionar el escritorio en busca de trampas. La maga se encontraba muy débil y Jolias estimó que solo podría volverse a curar una vez más antes de descansar como era debido (Mangalas y él mismo no estaban mucho mejor).
En el escritorio encontraron el diario de Draigdurroch, que era el mago dueño de la torre. En él se explicaba cómo el brujo guerrero había hecho grandes avances en la técnica para la resurrección de un semidiós. Esta vez Mirttas comprendió que esta vez, a diferencia del chamán goblin, el brujo iba por el camino correcto. Unas páginas más adelante también explicaba como unas hadas de la zona le habían advertido de que no siguiera con sus experimentos. En la última página del diario podía leerse como el brujo, en su sed de poder, había obviado la advertencia.
Al lado del diario, como un premio a la impaciencia de la maga, había una estupenda varita de llamas, que Mirttas no tardó en sustituir por la que llevaba.
En un rincón del estudio descubrieron otro ascensor de tenser y, esta vez, sin pensárselo dos veces subieron a el.
El disco los elevó hasta la azotea de la torre en donde el frío era casi insoportable. Podían ver como la cúpula de hielo que envolvía la torre se alzaba unos metros sobre el suelo y eclipsaba el cielo. La azotea no tenía ningún tipo de baranda y dado que el suelo se encontraba congelado en su mayor parte debían andar con cuidado para no resbalarse y caer por el borde. En el centro de la azotea flotaba un enorme zafiro cuya superficie se encontraba cubierta por runas en un idioma extraño que la maga identificó como el Lenguaje Primordial.
Mirttas dedujo que los primordiales se habían apoderado de la torre, quizás tras la muerte del brujo o quizas minutos antes. Era obvio que la fuente del frío era la gema por lo que la maga lazó su misil mágico contra el zafiro para intentar destruirlo.
Una poderosa ola de energía brotó de la gema y un enorme guardián de hielo apareció de la nada para proteger a la piedra.
Su aliento helado tumbó a Jolias y lo arrastro hacia el borde de la torre, casi haciéndolo caer mientras sus dos hermanas se disponían a atacar.
Los tres hermanos atacaron sin cesar invocando absolutamente todos sus poderes más mortíferos hasta que, finalmente consiguieron destruir al guardián de la gema. Al mismo tiempo que el centinela moría el zafiro explotó en mil pedazos.
Inmediatamente la temperatura empezó a subir y Mirttas sintió que habían acabado con la amenaza. Los hermanos durmieron aquella noche en la lujosa cama de Draigdurroch y a la mañana siguiente se dirigieron a Aguas Fuertes para reportar el fin de la amenaza.
Fueron recibidos como héroes y una gran fiesta tuvo lugar aquella noche. La cosecha sería abundante y la ciudad no estaba ya amenazada ni por el clima ni por los goblins. Corrió el vino y la cerveza. A cada uno de los hermanos le sirvieron un lechón asado y poco después de la cena Curuvar hizo su número de los petardos, del que estaba bastante orgulloso, pese a ser bastante anodino. Todos bailaron y la celebración duró hasta casi el alba.
Al día siguiente, mientras Mirttas, Mangalas y Jolias paseaban por la ciudad y comerciando con sus habitantes, Dama Fuego Lunar ordeno abrir el portal mágico que les conduciría a la torre en donde habitaba el fantasma que podría arrojar luz sobre el pasado de los tres hermanos.
Los hermanos se dispusieron a entrar en el portal... ¿Podría ese espíritu realmente ayudarles?
¿Descubrirían porque Mirttas hablaba el "común" con ese acento tan impropio de un elfo cuando se encontraban en peligro?
Mangalas y Jolias se quedaron inmóviles preparados para combatir a los monstruos que, supusieron, no tardarían en aparecer mientras que Mirttas usó sus poderes para intentar cerrar el portal.
En aquel mismo instante un guerrero de hielo, enfundado en una pesada armadura y cargando un martillo de guerra salió del portal que se encontraba de espaldas al grupo y atacó a Jolias. Este, que estaba esperando exactamente eso se volvió y atacó. El gelido ser se rompió en mil pedazos al contacto con el mangual del clérigo y las chicas, mientras tanto se las apañaron para cerrar el primer portal.
Más guerreros entraron por las puertas de la habitación bloqueando la salida al grupo, y esta vez los golpes de los hermanos no lograban destruirlos a la primera, aparentemente estaban formados por un hielo mas duro, mejor armados y mas poderosos. Mientras intentaban deshacerse de los gerreros de hielo más y más de ellos se abrían camino hacia la habitación, pese a que los dos portales de la habitación ya estaban sellados.
Los aventureros querían encontrar el resto de portales para cerrar la entrada de los enemigos, pero abrirse camino entre aquella marea helada parecía cada vez más difícil. Los hermanos estaban sufriendo bastantes daños, y sus golpes cada vez eran menos precisos. A Mirttas le parecía que nunca pararían de acudir a la habitación.
En la batalla Jolias y Mangalas cayeron inconscientes, pero Mirttas, más muerta que viva, se las apañó para darle de beber a Jolias una de las pociones que Dama Fuego Lunar les había regalado y el clérigo pudo curarlas a las dos.
Con los tres hermanos de nuevo en pie, finalmente el último guerrero del hielo cayó. y los hermanos subieron disparados por las escaleras a la primera planta de la torre en donde se había producido el sonido la primera vez que golpearon el portal.
Se trataba de un laboratorio en el que se apreciaban extraños utensilios, diversos viales desperdigados y un biombo blanco tras el cual no encontraron nada de interés. Los hermanos exploraron la habitación mientras combatían los luchadores helados que no cesaban de aparecer, pero no encontraron rasto de ningún portal.
Bajaron de nuevo a la planta inferior de la torre para continuar explorando y entraron en la primera habitación que vieron.
Les faltaban las fuerzas y allí dentro les esperaba otro guerrero de hielo guardando el portal, la presión estaba pudiendo con Mirttas, que ya no paraba de rezar a voz en grito para que sus ataques dieran en el blanco.
Sus oraciones no fueron escuchadas y su intento por cerrar el portal falló estrepitosamente. Mientras Jolias se encargaba del gelido combatiente y Mangalas cerraba el portal, Mirttas se preguntaba porqué sus oraciones eran tan despectivamente desoídas.
Tras cerrar el portal se dirigieron a la última habitación que había en la base de la torre y volvieron a encontrar a un enemigo guardando el último portal del caos elemental. Mirttas desesperada volvió a rezar, pero esta vez no se trataba de ninguna oración aprendida, ésta oración salió de lo más recóndito de su psique.
Esta vez sus poderes arcanos sí consiguieron afectar al portal. Jolias destruyó al último rival y Mangalas se encargó de terminar de cerrar el portal para siempre.
Los hermanos estaban muy afectados por la batalla e intentaron dormir un rato, pero el frío era demasiado intenso, por lo que tras curarse lo mejor que pudieron siguieron explorando la torre.
Entre los restos helados de los adversarios Jolias encontró una maza de escarcha (mucho mejor que su mangual) y sin pensárselo dos veces se la ciñó al cinto.
Volvieron a subir al laboratorio. Entre los diferentes objetos encontraron tres viales de escarcha de alquimista y 210 puñetas de oro en componentes mágicos para rituales. Esta vez detrás del biombo encontraron un disco de tenser modificado para actuar como ascensor. Tras comprobar Mirttas que no era peligroso los aventureros subieron y en unos segundos se encontraron en una bien nutrida librería.
No tenían tiempo para detenerse en la librería, pero Mirttas no pudo evitar coger tres tomos al azar para estudiarlos más adelante.
Justo saliendo de la librería los hermanos encontraron un dormitorio. No notaron nada raro en el dormitorio, pero el perspicaz Jolias apreció que la planta de la torre era mucho mayor que la suma de la superficie de la librería más el dormitorio por lo que debería de haber, en esa planta, al menos una habitación más.
Volvieron a registrar las paredes, sin éxito. Desnudaron a las pareces de los ricos tapices que las cubrían y buscaron otra vez... sin éxito. Jolias perdió los nervios y golpeó la pared con su nueva maza, mientras Mirttas exasperada, ya no sabía qué hacer.
Un rato más tarde, por fin, un golpe de suerte les mostró una pequeñísima grieta en la pared que esbozaba la forma de una puerta, la empujaron y entraron en un pequeño estudio.
El ímpetu de Mirttas le costó unas buenas quemaduras que Jolias le curó mientras le recriminaba el no haber dado tiempo a Mangalas para inspeccionar el escritorio en busca de trampas. La maga se encontraba muy débil y Jolias estimó que solo podría volverse a curar una vez más antes de descansar como era debido (Mangalas y él mismo no estaban mucho mejor).
En el escritorio encontraron el diario de Draigdurroch, que era el mago dueño de la torre. En él se explicaba cómo el brujo guerrero había hecho grandes avances en la técnica para la resurrección de un semidiós. Esta vez Mirttas comprendió que esta vez, a diferencia del chamán goblin, el brujo iba por el camino correcto. Unas páginas más adelante también explicaba como unas hadas de la zona le habían advertido de que no siguiera con sus experimentos. En la última página del diario podía leerse como el brujo, en su sed de poder, había obviado la advertencia.
Al lado del diario, como un premio a la impaciencia de la maga, había una estupenda varita de llamas, que Mirttas no tardó en sustituir por la que llevaba.
En un rincón del estudio descubrieron otro ascensor de tenser y, esta vez, sin pensárselo dos veces subieron a el.
El disco los elevó hasta la azotea de la torre en donde el frío era casi insoportable. Podían ver como la cúpula de hielo que envolvía la torre se alzaba unos metros sobre el suelo y eclipsaba el cielo. La azotea no tenía ningún tipo de baranda y dado que el suelo se encontraba congelado en su mayor parte debían andar con cuidado para no resbalarse y caer por el borde. En el centro de la azotea flotaba un enorme zafiro cuya superficie se encontraba cubierta por runas en un idioma extraño que la maga identificó como el Lenguaje Primordial.
Mirttas dedujo que los primordiales se habían apoderado de la torre, quizás tras la muerte del brujo o quizas minutos antes. Era obvio que la fuente del frío era la gema por lo que la maga lazó su misil mágico contra el zafiro para intentar destruirlo.
Una poderosa ola de energía brotó de la gema y un enorme guardián de hielo apareció de la nada para proteger a la piedra.
Su aliento helado tumbó a Jolias y lo arrastro hacia el borde de la torre, casi haciéndolo caer mientras sus dos hermanas se disponían a atacar.
Los tres hermanos atacaron sin cesar invocando absolutamente todos sus poderes más mortíferos hasta que, finalmente consiguieron destruir al guardián de la gema. Al mismo tiempo que el centinela moría el zafiro explotó en mil pedazos.
Inmediatamente la temperatura empezó a subir y Mirttas sintió que habían acabado con la amenaza. Los hermanos durmieron aquella noche en la lujosa cama de Draigdurroch y a la mañana siguiente se dirigieron a Aguas Fuertes para reportar el fin de la amenaza.
Fueron recibidos como héroes y una gran fiesta tuvo lugar aquella noche. La cosecha sería abundante y la ciudad no estaba ya amenazada ni por el clima ni por los goblins. Corrió el vino y la cerveza. A cada uno de los hermanos le sirvieron un lechón asado y poco después de la cena Curuvar hizo su número de los petardos, del que estaba bastante orgulloso, pese a ser bastante anodino. Todos bailaron y la celebración duró hasta casi el alba.
Al día siguiente, mientras Mirttas, Mangalas y Jolias paseaban por la ciudad y comerciando con sus habitantes, Dama Fuego Lunar ordeno abrir el portal mágico que les conduciría a la torre en donde habitaba el fantasma que podría arrojar luz sobre el pasado de los tres hermanos.
Los hermanos se dispusieron a entrar en el portal... ¿Podría ese espíritu realmente ayudarles?
¿Descubrirían porque Mirttas hablaba el "común" con ese acento tan impropio de un elfo cuando se encontraban en peligro?
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